El viento gélido de medianoche la hacía tiritar, pero ¿sería realmente por el frío?
Él se acerca.
-Te estás helando, vamos dentro y deja que te prepare un café.
-Enserio no hace falta ya puedo yo sola. -Sin casi terminar la frase, cayó ante sus pies, y el blanco suelo, se tiñó de rojo.
Welcome to the night.
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