Caladas alternas en lo alto de una azotea bajo un cielo gris a las campanadas del medio día. Llamémoslo así.
-LONDRES ME SONRÍE.- la ingenuidad no acaba aquí.
Una gota cae en la palma de la mano.
-LONDRES ME SONRÍE.- y sigue sin tener sentido.
Caen cuatro, cinco, seis, y hasta un número que todos desconocemos.
-LONDRES ME SONRÍE.- Por lo menos disfruta.
Y el lazo rojo que sostenía todos los hilos de sus acciones y repercusiones ante la vida, salió volando al compás de las gotas.
-¿QUÉ TE PASA LONDRES?
Lady, where has your love gone?
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