Lo de poner la música alta es una excusa, no nos engañemos. Tratamos de evadirnos con el sonido, de esfumarnos como el humo.
Queremos dejar de oirnos a nosotros mismos y oir la voz que nos guía entre la oscuridad como una vela encendida la cual está apunto de consumirse, al igual que nosotros y el miedo.
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