aquel libro de una noche

Tu padre llama a la puerta del baño en el que te has encerrado y te dice que salgas, que es demasiado tarde para seguir en la bañera.
Pero lo cierto es que se está tan agusto en el agua calentita.Tengo que salir y enfrentarme al gélido frío de invierno que entra por la ventana.
Quito el tapón, me pongo de pie, cojo la toalla y me envuelvo en ella. Escribo en el espejo empañado por el calor, escribo esas canciones que me hacen gritar y bailar.

-¡Venga! que llevas ahí toda la noche
+Ya voy, papá.

Me pongo esa camiseta que utilizo de pijama, esa que es larga y gris. Al abrir la puerta el frío me paraliza.

-Por fín sales. Me voy a acostar. Hasta mañana, y no te quedes hasta tarde con el móvil.
+Que si, papá, que sí. Hasta mañana.

Comienzo por ponerme los pantalones en completo silencio, me cambio mi camiseta larga y gris. Me pongo los botines negros y haciendo el menor ruido posible me voy a la entrada, abro la puerta lentamente, cojo las llaves, las meto dentro del bolso y cierro la puerta.
Bajo al portal, miro la hora en el móvil, son las 2:13 de la madrugada, las calles están heladas, diría que está empezando a llover, pero no puedo asegurarlo.
Alcanzo del bolso un paquete de tabaco, lo enciendo y le doy una larga calada. Sigo caminando durante 6 minutos, 507 pasos contados. Me cobijo en un portal, termino lo poco de cigarrillo que queda, lo tiro contra el suelo, y lo piso.

-¡Eh! ¿Estás ya?
+¿Quién eres?
-Corre sube, no hagas que me arrepienta, pueden llegar en cualquier momento, corre por favor.
+No voy a subir, no se quién eres.
-¡Alex que soy yo! bajo al portal a buscarte, corre, entra.
+Pero yo...
-¡Pueden llegar en cualquier momento! ¿Qué quieres? ¿Que nos maten?
Asustada, al igual que la voz de aquel chico de apenas 21 años, entre en el portal y esperé a que bajase y viera que no era quien pensaba.