-¡Eh! -Le gritó al barman-. Póngame un cortado.
+Enseguida señorita.
En cuanto le sirven su cortado, se sienta en una mesa. Saca la fotografía de su bolso, y con ojos vidriosos, la mira nostálgica. Nada más que decir que en esa foto aparece un chico, un chico con una gran sonrisa, las comisuras de los labios están manchadas de chocolate, es muy gracioso. El sujeto de nuestra foto apenas tendra... ¿qué se yo? ¿15 años? A juzgar por la forma de mirar la fotografía, diría que es un familiar, y por su parecido diría que es su hermano. Le da la vuelta, y lee una fecha que hay escrita, o al menos eso es lo que alcanzo a ver. Comienza a llorar desconsoládamente, se esconde la cara enrte sus manos y pega la cabeza a la mesa. Ha sido un largo día.
Pasados dos minutos aproximádamente, se incorpora de nuevo, coge la foto, pero accidentalmente vierte el café sobre ésta. La imagen se estropea, se va deshaciendo lentamente, al igual que sus recuerdos, y esa pobre chica, no deja de llorar y llorar.
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